El TDAH, es un trastorno multifactorial[1] que se presenta en el inicio de la infancia y se caracteriza por la dificultad para poner atención, hiperactividad y/o impulsividad, que puede persistir hasta la edad adulta, afectando la vida de quien lo padece en las áreas académica, emocional, social y laboral.
Desde el punto de vista neuroquímico, el origen del TDAH se debe a un mal funcionamiento de ciertas regiones cerebrales entre las que se encuentran el córtex prefrontal, que interviene en la activación de conductas del individuo, la resistencia a la distracción y el desarrollo de la conciencia del tiempo; El nucleus caudatus y del globus pallidus, ayudan en la inhibición de respuestas automáticas, facilitando la reflexión, así como del vermix cerebeloso cuya función es desconocida, pero probablemente se encuentre asociada a la regulación de la motivación (Barkley, 1997). Esta alteración en las personas con TDAH, se traduce en una deficiente función atencional, y motora, principalmente, así como dificultades en las llamadas funciones ejecutivas, que son actividades mentales complejas, que nos permiten a cada persona, auto regular el comportamiento para hacer lo que nos proponemos hacer. Las principales funciones ejecutivas son: activación, autorregulación, planeación, organización, auto monitoreo, memoria de trabajo, control de emociones, motivación y la habilidad para solucionar problemas, entre las más importantes.
Cuando el TDAH está presente en una persona, puede presentar déficits en algunas funciones ejecutivas, no necesariamente en todas ellas.
[1] Se dice que el origen del TDAH es multifactorial, porque existen factores genéticos hereditarios, factores neuroquímicos por deficiencia en algunos neurotransmisores encargados de transmitir información de una neurona a otra, principalmente dopamina y norepinefrina. Factores neuroanatómicos y fisiológicos. Esto es, se encuentran involucradas las áreas prefrontal, núcleos basales del cerebro y el cerebelo. Los factores sociales también intervienen en la persistencia del TDAH, como es el estrés por la presión que ejerce la familia y adultos que están alrededor del niño con TDAH, hacia su persona..
¿CÓMO SE DETECTA?
Lo más importante es contar con un Diagnóstico profesional que descarte cualquier otro origen de la conducta, que oriente y de tranquilidad.
Existen dos referentes para el diagnóstico del TDAH, que son los sistemas actuales de clasificación internacional que determinan las características específicas de este trastorno y los criterios diagnósticos. Nos referimos al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cuarta edición, texto revisado (DSM IV- TR), elaborado por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) y el elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales CIE-10, décima edición.
TABLA DE CRITERIOS DE DIAGNÓSTICOS DEL TDAH (Click aquí)
Es importante aclarar, que esta tabla es un listado de síntomas y que para detectar este trastorno, debe hacerse un diagnóstico clínico por especialistas certificados para la atención del TDAH, el cual se confirme por un neurólogo pediatra o paidopsiquiatra, quien valorar también la necesidad de medicación, si ésta es requerida.